sábado, 20 de octubre de 2007

¿Eres constante en tus relaciones?

¿Quién tiene el problema?

Puede que muchos de los candidatos tengan defectos, pero realmente ¿no ha existido ninguno que pudiera servirnos? Cuando 20 personas no me gustan tendremos que empezar a pensar que tal vez el problema lo tengo yo, ¿no?

Las causas de no estabilizarse en una relación pueden ser múltiples con lo cual sería difícil establecer una pauta común para todos, cada persona es un mundo y tiene sus exigencias. A continuación detallamos algunas de las posibles causas.

Causas que pueden provocar la inestabilidad

  • Visión negativa de la pareja y de la continuación de la relación

    A veces comenzamos a ver más defectos que virtudes, nuestra necesidad de perfeccionismo o de tener una seguridad al 100% nos hace comenzar a dudar de si es la persona adecuada y a menudo sin más dilación rompemos la relación por miedo a equivocarnos. No damos oportunidad para habituarnos a su forma de actuar, no hay que olvidar que siempre necesitamos un proceso de adaptación.

  • Falta de involucración en la relación

    Esperamos que el otro lo haga todo y si no es así nos enfadamos. ¿Por qué creemos tener el derecho a no hacer nada? Las relaciones hay que trabajarlas y llevan su tiempo y su esfuerzo, si te quedas sentado esperando al otro, es fácil que te aburras y lo dejas.

    Involúcrate y ponte en marcha, también depende de ti organizar salidas, proponer planes...

  • Tienes resentimiento y odios acumulados de relaciones pasadas sin resolver que no te dejan vincularte con nadie nuevo

    Aún tienes una puerta abierta y debes cerrarla antes de comenzar algo nuevo. Esto suele ocurrir en separaciones y rupturas conflictivas. Los rencores y remordimientos sólo te afectan a ti, la persona a la que van dirigidos no se entera de nada, con lo cual quítatelos de encima lo antes que puedas si no quieres fracasar en todas tus relaciones. Cada persona es distinta y no tiene porqué repetirse el mismo suceso dos veces.

  • Miedo a no gustar

    Tu autoestima está muy debilitada, no confías en ti mismo y piensas que el otro solo se percatará de tus defectos. Ten en cuenta que si se ha fijado en ti será por algo bueno o algo que está buscando en una pareja. Tu no eres el encargado de hacerle cambiar de opinión, refuerza tus puntos fuertes y enséñaselos. Entérate de qué es lo que más le gusta de ti y foméntalo. El que tú no te gustes no implica que no gustes a los demás.

  • Traumas antiguos que no nos dejan querer o dejar que nos quieran

    Problemas de maltrato doméstico en casa. Padres muy críticos y muy rígidos forman personalidades muy cortantes o poco emotivas. A veces se genera un miedo a no ser querido o simplemente creemos que no nos lo merecemos, con lo cuál ya nos encargamos de buscar pruebas que nos lo demuestren. Buscamos “peros” a la relación donde no los hay para demostrarnos a nosotros mismos que de nuevo no somos dignos de ser queridos.
  • odas estas situaciones pueden hacer que una persona no se centre en una relación y las deje pasar de larga sin esforzarse. Realmente suponen un problema que tendremos que resolver si lo que realmente queremos es vivir en pareja.

    Buscar relaciones superficiales

    Sin embargo, no todas las personas actúan así. Está el caso contrario, existen personas que deciden tener relaciones superficiales y poco comprometidas para así seguir manteniendo su libertad. Esta libertad es muy preciada y está en todo su derecho a mantenerla, siempre y cuando no le provoque malestar.

    Cuando estamos seguros de lo que hacemos no hay problemas. El problema surge cuando hacemos cosas para defender ideas irracionales o para mantener la norma social y seguir la pauta que nos dicta la sociedad.

    Si la situación empieza a preocuparte...

    Cuando el hecho de no tener pareja estable te preocupa y te amarga, es el momento de preguntarte qué problema hay, qué es lo que te lo impide y porqué no te gusta nadie. Valora a cada persona de manera justa y equilibrada, no valen las “visiones de tunel” en las que sólo ves una parte de la persona, habitualmente negativa, y das de lado otros muchos aspectos que pueden ser positivos o neutros.

    Esa persona es el conjunto de cosas y no sólo las malas. Tendrás que averiguar si te compensa salir con ella. Haz un listado de los pros y los contras y decídete así. También suele ocurrir que nos hacemos muy cómodos viviendo en libertad y cuando iniciamos una relación tenemos que contar con el otro para muchas cosas.

    De este modo, cuando surge algún problema, en vez de intentar solucionarlo, lo que hacemos es eludirlo o romper la relación, no luchamos por ella, nos gusta más la comodidad y la tranquilidad. Los conflictos no apetecen y estar en pareja a veces genera conflictos, con lo cual rompo y ya está. Problema resuelto.

    Pero, ¿realmente quiero romper? ¿estoy seguro que el problema es tan grande que me supera? O, simplemente, soy bajo para relacionarme y prefiero estar solo.

    Hay que valorar cada situación

    Valora la situación y posiciónate, ninguna elección es mala cuando estés feliz en ella. Si te frustra y estás mal empieza a cambiar y busca soluciones. Dependiendo del problema que tengas tendrás que buscar soluciones distintas, y algunas no estarán en tu mano o por ti mismo no podrás solucionarlas, por ejemplo si crees que es debido a un trauma infantil a un maltrato o a una antigua relación negativa.

    Si sigues sin superarlo necesitas ayuda externa especializada. Cuanto antes lo superes, antes podrás seguir con tu vida adelante.

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